¿Por qué mapas manteles?

 

El proyecto “Pájaros en la cabeza” tiene como finalidad producir una nueva tecnología creativa. Se trata de la fabricación de un modelo de mapas mentales – o en nuestro caso: “mapas manteles”-, para posteriormente filtrar, evaporar o decantar artísticamente los discursos o narraciones que, de forma esquizoanalítica, vayan surgiendo o emergiendo entre los participantes, en forma de brainstorming – o en nuestro caso: “brainstorning”; porque el humor nos da un respiro frente al horror-.

Los “mapas manteles” pertenecen al grupo de tecnologías que han sido subsumidas por las TICs pero que sin embargo pueden ayudarnos a protegernos de sus efectos adversos, porque como ya nos advirtió P. Virilio: “no hay ganancia sin pérdida,.. ganamos el ascensor y perdimos la escalera,.. no hay adquisición tecnológica sin pérdida en el nivel del ser vivo”.

Las TICs nos han dado instantaneidad pero “hemos perdido el cuerpo, las distancias mueren, los trayectos se disipan y el mundo se reduce” (P.Virilio)

Las TICs nos han dado una mayor conexión entre nuestros símbolos y representaciones pero hemos perdido la conjunción de nuestras sensibilidades.

Como F. Berardi nos dice: “La conexión es una condición de interpretación y producción de significado que no implica los cuerpos, la situación y el contexto, sino sólo el reconocimiento de patrones (pattern recognition), de estructuras semióticas incorporadas en la técnica.

Mientras que la conjunción es la modalidad de comunicación entre organismos conscientes y sensibles que interpretan signos y producen sentido en una situación contextual.

La aceleración de la experiencia provoca una conciencia reducida de los estímulos, una pérdida de intensidad que concierne a la esfera de la estética, de la sensibilidad y también de la ética. La experiencia del otro se hace rara e incómoda, incluso dolorosa, ya que éste se vuelve parte de un estímulo ininterrumpido y frenético, y pierde su singularidad, su intensidad y su belleza. La consecuencia es una reducción de la curiosidad y un incremento del estrés, la agresividad, la ansiedad y el miedo.

La aceleración producida por las tecnologías de red y la precarización del trabajo cognitivo provocan un efecto patogénico de saturación del tiempo de atención. La patología del trabajo cognitivo es la nueva condición de alienación, el requisito previo para la rebelión del cognitariado y, posiblemente, para la recomposición del cuerpo del“general intellect””.

Los “mapas manteles” consituyen por ello, no sólo una tecnología terapéutica basada en el esquizoanálisis que Deleuze y Guattari idearan en los años setenta del pasado siglo, sino que se convierte en una nueva tecnología creativa para fabricar discursos alternativos, propios de nuevas subjetividades y susceptibles por ello de transformase en arte. Un arte que en nuestro caso se convertirá en fanzine, en el que dejaremos plasmados estos discursos alternativos que, quién sabe dónde y quién sabe cuándo o por qué, podrán ser utilizados por quién sabe quiénes.

Con nuestros “mapas manteles”, convertibles en nuevos pájaros en la cabeza, podemos disolver nuestros egos, traducirlos con nuestras propias subjetividades y promover también un mundo antipatriarcal y “antipantallarcal”, porque hasta el momento presente “se ha impedido que las mujeres contribuyeran a escribir la Historia, es decir, al ordenamiento e interpretación del pasado de la humanidad (…) y este proceso de dar sentido resulta esencial para la creación y perpetuación de una civilización” (G. Lerner) porque como también dice R. Eisler: “una cultura se transforma en otra cuando cambia la red de conversaciones que la constituye y define”.

En el proyecto “Pájaros na tiesta” nosotras poseemos los medios de creación, de producción y de reproducción, en calidad de iguales y sin mediación tecnológica -más allá del lenguaje y los discursos que cada una de nosotras llevamos en la cabeza y a su vez nos atraviesan-. Un lenguaje y unos discursos que, con el concurso de todas y de todos los participantes, así mismo podremos atravesar, creando con ello mundos paralelos, cuya puerta de entrada y de salida -a modo de puerta dimensional- sean nuestros “mapas manteles”.

Estos mapas constituyen “el poder que tiene cada una o cada uno de traducir a su manera lo que ella o él percibe, de ligarlo a la aventura intelectual singular que nos hace semejantes a cualquier otra en la medida en que dicha aventura no se parece a ninguna otra” (J. Ranciere)

Nuestro proyecto no es propiamente colaborativo pero sí es productivo. Producimos sentido, subjetividad, singularidad, confianza, autonomía, coherencia y belleza. La obra de arte no es el objetivo. El proceso, el de cada una y cada uno de los participantes, ése es el objetivo. Un objetivo inmanente. Crear pájaros en la cabeza y recrearnos -literal y metafóricamente-. Devenir